Como todas las imágenes, ésta es un instante congelado, la manera en que mi cámara vio lo que mi cerebro estaba viendo a buen seguro de otra manera. Una interpretación, o versión, o visión de esa realidad que se nos escapa.
Desde el puente de San Úrbez, en el valle de Añisclo, un día de otoño de 2005. Un árbol reflejado en las aguas del río Bellos, varias decenas de metros más abajo.
*“la manera en que mi cámara vio lo que el cerebro estaba viendo a buen seguro de otra manera”
ResponderEliminara) Pues sí, y de cómo el cerebro (el tuyo y el de los demás) vuelve a ver otra cosa después de haberse producido el resultado, esa conjunción de: uno) primera “vista” del cerebro sobre el terreno real, y dos) vista tecnológica de la cámara, en la que sucede 1- lo suyo desde el visor, y 2- ese reflejo en el espejo interior de la máquina, luego electro-digitalizado). Es decir, se produce a la vista un nuevo “producto” en formato de “imagen-foto” que ya no es ni aquella realidad en pleno espacio natural (real) que mejor (o menos mejor) “veía” el cerebro, ni lo que en sí mismo estaba captando-recogiendo la máquina a pie de sitio y tiempo instantáneo de “LO” real. O sea, tu fotografía, Vicente, es ya otra cosa, una tercera cosa. Ahora viene cuando ese tercer fenómeno ya materializado (la FOTO) se describe, se interpreta y se “valora” (racional, sensorial y emocionalmente) según el proceder subjetivo de cada sujeto, de cada PERSONA.
b) Otra cuestión.- En el aspecto “valorativo”, independientemente de lo interesante y estético que se considere lo conseguido, y suponiendo que ese resultado obtenido refleja “muy” fidedignamente (digamos, por lo menos, que estando bien satisfechos de lo que vimos a pie del lugar de los hechos) esa realidad, creo convenientemente decir que, la fotografía en cuestión (toda fotografía) ya es en sí misma, o ya tiene, su esencia artística intrínseca, y no por la totalidad concreta de esa imagen que contiene sino, ¡qué curioso!, por el mero hecho de presentarse en un encuadre determinado (ya en su tamaño, ya en su forma –cuadrada, o regtangular en vertical u horizontal). Ese encuadre, esa acotación (más o menos enfocado) ya es en sí mismo una presentación sublimada (“mágica”), es decir, ya es una sugerencia de arte en sí misma, pues ese encuadre concreto no existe ni existió nunca sobre el terreno, y lo que estamos mostrando a los ojos de los “ojos” del mundo, ya es algo nuevo y que no pertenece a él (como no sea la foto en sí misma en cuanto objeto material que es).
c)Esta imagen que nos “cuelga” aquí nuestro amigo Vicente, la veo (la valoro) como desvalida y “átona” -en principio-, como algo especialmente gris en lo enrarecido, “aparentemente-insustancial” (otra cosa sería verla más directamente sobre papel y tamaño pertinente, que podría producir sus pertinentes bellos efectos en lamente), pero lo que sí me produce, en el plano de lo simbólico es una sensación-sentimiento verdaderamente interesante. No, no me voy a extender en ello ni desde ello, ¡je, je je!, solamente me voy ahora a dirigir a nuestro amigo José Mari Marco para sugerirle (desde juguetona pero bien espiritual jerga que usamos entre nosotros dos) lo siguiente: ¡esta foto es “Tao” en estado puro! -¿no te parece, José Mari?-
Chicos, ya sabréis perdonarme. Los hay que van en silla de ruedas, los hay ciegos en este mundo, o con síndrome de Down, por ejemplo, y los hay como yo que atosigan desde sus excentricidades reflexivas en este plan. Os dejo con la siguiente frase de almanaque: “Molestos trasnochadores que perturban la SIESTA, eso es lo que son para mucha gente los filósofos”, que no precisamente me lo aplico a mí mismo puesto que yo tengo más de filosofá (al filo de todo sofá) que de filósofo.
¡ADELANTE VICENTE! CON ESTE CIBER-CUADERNO QUE NOS DA TANTA MARCHA EXPRESIVA A TODOS, DESDE LO QUE TAN ESTUPENDAMENTE NOS MUESTRAS EN IMÁGENES Y COMENTARIOS TAN EXQUISITAMENTE TUYOS
FELIZ SUN*DAY