¡Qué bien se está de vacaciones!
Santa María de Palautordera, Barcelona, a unos 200 m de altitud, al pie del macizo del Montseny.
Verneda del Reguissol con el Montseny al fondo
Martes, 6 de abril, llueve a chuzos y hace viento. Desde la ventana, el horizonte boscoso tras las casas aparece difuminado. La tarde no parece demasiado prometedora, yo querría haber ido a estirar las piernas pero no puede ser.
Ayer caminé a lo largo de la verneda (aliseda, vern es aliso en catalán) del Reguissol, una cinta de agua que serpentea entre caminos, urbanizaciones y campos de este pueblo de 8.000 habitantes. Los altos alisos se entremezclan con plataneros, fresnos, olmos y saúcos. Cubren el suelo parches de hiedra y ortigas, pero también hay en abundancia otras plantas de lugares húmedos: Alliaria petiolata, Symphytum tuberosum, Allium neapolitanum, Ranunculus ficaria, Lamium flexuosum, Galium aparine, Stellaria holostea, Tamus communis, Ruscus aculeatus, Carex pendula. Hay además bastantes plantas introducidas: Lunaria annua, Euphorbia lathyris, Oxalis corniculata, Tradescantia fluminensis. Y plantas de bosques montanos, como Aquilegia vulgaris, Carex sylvatica o el helecho Polystichum setiferum.
Allium neapolitanum (las dos)
Symphytum tuberosum y Stellaria holostea
Aquilegia vulgaris y Lamium flexuosum
Tradescantia fluminensis y Euphorbia lathytris
Volaban algunas mariposas: Cleopatra, Musgosa y Numerada. Una pata anadeaba dentro del agua sin perder de vista a sus patitos.
Ranunculus ficaria