Blog de Naturaleza, especialmente flora, con fotografías tomadas en distintas excursiones, incursiones, ascensiones o viajes. Además, según sople el viento, puedo transitar otros caminos
Por cierto, desde MONZÓN (a poco que se "extrarradia" uno) está claro que se ve muy bien todo el montañón-macizo del Vignemale, como aislado bien a la izquierda de la cadena Gabietos-Taillón, Bazillac, Casco... ...y demás montes "PERDIDOS"; con "comachivoso" efecto de ser montaña más baja en altura que las susodichas de su derecha, y que se diría que lo que se está viendo exactamente es toda la "marmolera" de la cara Sur (entre picos, directamente a la vista, de Montferrat y Central) y, de hecho, efectivamente, así es; mas lo que quiero hacer constar es que, el mismísimo cono de la cima cimera del Gran Vignemale también se ve perfectamente, como si fuera culminación del mismo ramal crestero de esos picos que amurallan el lado sur del macizo, pero si lo observamos simplemente con unos sencillos prismáticos, veremos que esa puntita más alta, la del Vignemale, asoma desde atrás, es decir del otro lado del glaciar d'Ossau, el que separa la muralla norte de la muralla sur (la que protagoniza totalmente toda la mirada, "a pelo"). Lógicamente, una vez se sabe esto, ya siempre al ver allá al identificado macizo en cuestión, ya los ojos de uno distinguen perfectamente la CIMA protagonista, la de esos 3298m.; y ya puestos, también veremos asomando muy a su lado (a su izquierda) al compañero pico Clot de la Hount: pero ahora sí, otra vez los humildes primásticos...
Y ahora -je-, forzamos la jugada, cogemos unos prismáticos bien potentes (o un telescopiete), y me imagino que también podríamos ver (al menos en día claro de verano) la mismísima Cueva Paradís: Y también a Jose Vicente, José María, Victor Fontán, et moi en ese Agosto de 1991. Y al conde Russell en persona, por supuesto. A ese aristócrata, que puso su granito de arena (más que granito) a la hora de mostrar al espíritu del mundo la vital necesidad de rodearse siempre de BELLEZA*. Y que la belleza, faltaría más, no sólo es montaña, una montaña; no sólo es naturaleza, una naturaleza. Más nos vale que no sólo sea ello, porque si no: adiós montañas, adiós naturaleza, por mus solas que sostengan y muy "sostenibilitas" que las pretendamos. ¿Nos entendemos? Los tiempos de Henry Russell eran otros tiempos. Que nadie LE juzgue con los típico-tópicos patrones de los correctitos tiempos de ahora. Que nadie juzgue de ese modo a esos TIEMPOS* (Si alguien lo hace (con típica leche agriada de esas) que alguna BONDAD o alguna JUSTICIA, a saber si de su propio intestino espiritual, se lo empiece a comer con patatas).
Por cierto, desde MONZÓN (a poco que se "extrarradia" uno) está claro que se ve muy bien todo el montañón-macizo del Vignemale, como aislado bien a la izquierda de la cadena Gabietos-Taillón, Bazillac, Casco... ...y demás montes "PERDIDOS"; con "comachivoso" efecto de ser montaña más baja en altura que las susodichas de su derecha, y que se diría que lo que se está viendo exactamente es toda la "marmolera" de la cara Sur (entre picos, directamente a la vista, de Montferrat y Central) y, de hecho, efectivamente, así es; mas lo que quiero hacer constar es que, el mismísimo cono de la cima cimera del Gran Vignemale también se ve perfectamente, como si fuera culminación del mismo ramal crestero de esos picos que amurallan el lado sur del macizo, pero si lo observamos simplemente con unos sencillos prismáticos, veremos que esa puntita más alta, la del Vignemale, asoma desde atrás, es decir del otro lado del glaciar d'Ossau, el que separa la muralla norte de la muralla sur (la que protagoniza totalmente toda la mirada, "a pelo").
ResponderEliminarLógicamente, una vez se sabe esto, ya siempre al ver allá al identificado macizo en cuestión, ya los ojos de uno distinguen perfectamente la CIMA protagonista, la de esos 3298m.; y ya puestos, también veremos asomando muy a su lado (a su izquierda) al compañero pico Clot de la Hount: pero ahora sí, otra vez los humildes primásticos...
Y ahora -je-, forzamos la jugada, cogemos unos prismáticos bien potentes (o un telescopiete), y me imagino que también podríamos ver (al menos en día claro de verano) la mismísima Cueva Paradís:
Y también a Jose Vicente, José María, Victor Fontán, et moi en ese Agosto de 1991. Y al conde Russell en persona, por supuesto. A ese aristócrata, que puso su granito de arena (más que granito) a la hora de mostrar al espíritu del mundo la vital necesidad de rodearse siempre de BELLEZA*. Y que la belleza, faltaría más, no sólo es montaña, una montaña; no sólo es naturaleza, una naturaleza. Más nos vale que no sólo sea ello, porque si no: adiós montañas, adiós naturaleza, por mus solas que sostengan y muy "sostenibilitas" que las pretendamos. ¿Nos entendemos? Los tiempos de Henry Russell eran otros tiempos. Que nadie LE juzgue con los típico-tópicos patrones de los correctitos tiempos de ahora. Que nadie juzgue de ese modo a esos TIEMPOS* (Si alguien lo hace (con típica leche agriada de esas) que alguna BONDAD o alguna JUSTICIA, a saber si de su propio intestino espiritual, se lo empiece a comer con patatas).
He dicho.
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