Me doy una vuelta después de comer por el cerro del Saso de Monzón, para estirar las piernas y sentir el frío de la tarde con niebla
Ya es pena. La plantación de enebros, carrascas y pinos del verano pasado ha sido un fracaso, como cabía esperar. Alrededor del 90% de los plantones ha muerto. Se realizó durante la primera quincena del mes de julio (una fecha a todas luces inadecuada), por parte de chicos y chicas llegados al campo de trabajo Fuente del Saso. Que tomen nota quienes planifican (tan mal) estas cosas. Es preferible el matorral-pasto "de toda la vida" que laderas llenas de agujeros con pobres arbolitos muertos marcados con palos y trozos de bolsas de plástico.
Aún hay algunas flores en pleno invierno. En la imagen, Thesium divaricatum
Dos momentos del atardecer desde el Saso de Monzón, con la Nariz de Castro como hito característico en el paisaje.
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