No me quejo, a pesar de que escribo con los pies fríos. Este invierno es casi "como los de antes", a pesar de que hemos tenido pocas nieblas y bastante lluvia, sobre todo en diciembre. Pero el aire frío es vivificante y, aunque nos quejamos, pues nos incomodan las inclemencias atmosféricas, yo veo que cada vez resisto mejor el frío y peor los calores. Será la edad.
Rememoro con un par de imágenes una excursión invernal por la sierra de Guara el 16 de enero de 2005, con mi amigo Carlos Soler mano a mano los dos, al pico de las Canales de Fragineto (1.734 m).
Todo la Depresión del Ebro, hasta las faldas de la sierra, estaba cubierta desde hacía días por un manto gélido y espeso de niebla.
Junto a las casas del Calcón, concentración de cazadores y aviso de batida de jabalí (¡vaya, a ver si nos tenemos que replantear la excursión!). Preguntamos y nos dicen que no es por la zona a la que nos dirigimos, que por allí estuvieron el día anterior. Menos mal, aunque siempre queda la duda.
Salimos de la Tejería andando por zona boscosa, y descendemos hacia el barranco del Calcón, por el que caminamos un rato con tiento sobre planchas congeladas, -¡impresionante!
En las rocas, ateridas orejas de oso (Ramonda myconi) y coronas de rey (Saxifraga longifolia) cubiertas de escarcha.
Rastro de sangre entre las piedras durante largo rato: los cazadores de ayer, por tanto, volvieron con botín. Desasosiego.
Después salimos al sol, trepando entre bojes y grandes quejigos aislados por ladera muy inclinada hasta el collado. La subida es dura, pues además el terreno resulta bastante inestable. Primeras hepáticas (Hepatica nobilis) de la temporada en flor. Casi arriba, a unos 1280 m, hay muérdago del enebro (Arceuthobium oxycedri).
Llegamos al collado de Fragineto, y allí mismo los restos de sangre de jabalí se hacen más evidentes, parece ser el punto donde abatieron al bicho ayer. Qué miedo dan los cazadores. Se oyen disparos en la zona del Calcón.
El mar de nubes hacia el sur es impactante.
Tomamos un bocado y seguimos por una senda poco definida, tratando de sortear cortados rocosos, donde hay algunos buitres posados. Tras andar emboscados y enriscados y bastante avanzada la mediodiada, cuando estamos a punto de desistir, le propongo a Carlos un destrepe factible agarrados a unos bojes. Se oyen voces. A partir de ese punto ya estamos en la buena senda que nos permite ir ganando altura, y pronto llegamos a la cresta final. Carlos no anda bien de fuelle y me dice que siga yo solo. Hacia el oeste, vertiginosos cortados descienden hacia Vadiello, conformando las Canales de Fragineto, a las que se aferra como puede la vegetación serrana.
Llego a la cima sobre las 2 de la tarde. Hay otros tres excursionistas que observan en lo alto las evoluciones de los buitres y quebrantahuesos. Luce el sol invernal y el espectáculo del Pirineo no muy nevado como telón de fondo me atrapa inmediatamente. Carlos llega al cabo de media hora y se tumba intentando recuperar el temple y el ánimo.
Ha sido una ascensión dura, como todas en Guara, donde las distancias son largas y los desniveles importantes.
De vuelta, en las casas del Calcón, casi de noche, los cazadores remolonean alrededor de media docena de jabalíes abatidos.
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