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Monzón, Huesca, Spain
"El paisaje cercano lo consolaba tanto como a otros les consuela la religión o la música". Robert Macfarlane, The Old Ways

miércoles, 25 de febrero de 2009

Más alimento vegetal para esos cerebros avispados

Dos que podrían haber sido para la Flora Ribagorzana de la añorada Aigüeta


Astrantia major. Planta de prados y claros de bosque, tirando más bien hacia el Pirineo. Foto hecha en Benasque

Symphytum tuberosum. Vive en ribazos sombreados. Foto hecha en Escanilla (término de Abizanda, Huesca, para quien no lo sitúe). 
Las dos plantas son medicinales

lunes, 23 de febrero de 2009

2 Pequeños Enigmas Vegetales


Monotropa hypopitys carece de clorofila y es nemoral. Fotografiada en un abetal del Pallars en julio de 2008.
Y esta otra ha germinado en mi jardín hace unas semanas, y procede de varias semillas que recolecté (subrepticiamente) en el Jardin des Plantes de París el verano pasado. A ver en qué se convierte, de momento me parece muy atractiva y muestra la gran diferencia que hay entre los dos cotiledones y las primeras hojas verdaderas. Iré colgando sucesivos estadios de crecimiento, de momento no tengo idea ni de la familia, aunque podría ser una Ranunculácea

viernes, 20 de febrero de 2009

De bichos voladores con lengua de fuego

Dragones de Baldellou (Huesca) y Borja (Zaragoza).
Fundidos en la fragua de nuestra imaginería protectora.

La misma especie, formas diferentes (Bellardia trixago)

La foto de la izquierda es de Alfántega (Huesca), y la de la derecha, de Riaño (León). Corresponden a la misma especie, que en esta parte de tiene corola rosa y blanca y en otros lugares, amarilla. Además, por aquí es planta de tierra baja, en ambiente semiárido, mientras la de flor amarilla está retratada a más de 1.000 m de altitud en la montaña cantábrica.
Bellardia trixago, Escrofulariáceas.

Por la mañana y por la tarde

      
Dos imágenes de hoy de la misma planta, en el jardín de casa. Por la mañana (flores entreabiertas, un poco vergonzosas por el frío), y por la tarde (ya luciendo descaradas).
Hepatica nobilis (=Anemone hepatica), una de las primeras en florecer, generalmente en bosques. No la he encontrado en el Cinca Medio, pero sí muy cerca, en Estadilla o Gabasa, por ejemplo. Es común en el Pirineo, y puede tener flores blancas o azules, alguna vez rosas.

lunes, 16 de febrero de 2009

Una más de Baldellou y dos de Gabasa



El final del congosto de Baldellou. Aquí nos mojamos un poquillo los pies, no mucho.
Un pequeño hongo escarlata algo desenfocado, del barranco de Gabasa, que trataré de averiguar cómo se llama, y el atardecer "gabasiano" de ayer.

La primavera se acerca


Signos de primavera en boj, saúco y Euphorbia characias

El encofrador artista


Hojas de higuera en el pasadizo de la torre de Pubill de Baldellou.


Ahora, la narración de la ruta según aparecerá en la guía de La Litera de la Red Natural de Aragón
Iniciamos la ruta al comienzo de la pista (1) que lleva a la ermita de los Mártires. Yesos y ofitas pronto dan paso a calizas en esta ladera orientada al norte. El camino atraviesa campos de almendros y zonas con quejigo (Quercus faginea), carrasca (Q. ilex), sabina negral (Juniperus phoenicea), chinebro (J. oxycedrus) y boj (Buxus sempervirens). Nuestro paso espanta de vez en cuando algún mirlo que oímos entre los zarzales de la cuneta, y a la salamanquesa común que desaparece por un hueco de un muro. Merece la pena prestar atención a las hierbas y matas del borde del quejigal, entre las que cabe citar la chunqueta (Aphyllanthes monspeliensis), más Genista hispanica, Staehelina dubia, Cephalaria leucantha, Catananche caerulea o Seseli montanum. Algunas serberas (Sorbus domestica) salpican el bosque.
Tras algunos zigzagueos de la pista, que va ganando altura, se continúa por la umbría del Volterol hacia La Collada, al pie de unos pequeños cantiles calizos, atravesando una zona boscosa donde aparecen Acer monspessulanum, Viburnum lantana, espárrago silvestre (Asparagus acutifolius), coscollina (Rhamnus alaternus) y rusco (Ruscus aculeatus), más algunas hierbas como Buglossoides purpurocaerulea y orquídeas como Cephalanthera damasonium, en las zonas musgosas más sombrías. En estos parajes no es difícil vernos sorprendidos por alguna rabosa u observar el suelo removido por los jabalíes.
Antes de alcanzar La Collada vemos unos cuantos ejemplares añosos de quejigo a la derecha de la pista y enseguida llegamos a un cruce de caminos en lo alto de la loma, a 760 m de altitud (2). Seguimos al frente, bordeando un campo. En los restos de monte que no han sido labrados queda arbolado disperso, zonas de matorral, fundamentalmente coscoja (Quercus coccifera), con enebro (Juniperus communis) y pastizales de suelos pedregosos donde, entre matas de Lithodora fruticosa, salvia y ajedrea, crecen otras especies muy resistentes a la sequía estival y a la crioturbación edáfica en invierno-primavera, como Lomelosia pulsatilloides subsp. macropoda, un endemismo del Prepirineo centro-oriental, más Helianthemum oelandicum, Euphorbia flavicoma, Thymelaea pubescens, Inula montana y Globularia vulgaris.
Un poco más adelante encontramos un desvío señalizado a la izquierda (3), que conduce a Camporrells, se trata de la PR 116, señalizada con marcas amarillo/blanco. Nuestra ruta seguirá por allí, pero antes merece la pena acercarse hasta la ermita de los Mártires, muy bien emplazada en lo alto de un promontorio distante sólo unos cientos de metros de fuerte subida. A esta ermita, dedicada a los santos mártires Abdón y Senén, patronos de la agricultura, se sube de romería el primer domingo de septiembre. En los alrededores crecen plantas termófilas, como escambrón (Rhamnus lyciodes), Telephium imperati o romero, y en los roquedos de la umbría las endémicas oreja de oso (Ramonda myconi) y Linaria bubanii.
A partir de este punto, toda la ruta que sigue es prácticamente de bajada. Volvemos al ramal que conduce hacia Camporrells. La senda nos lleva por una ladera rocosa al principio, arbolada después, entre fajas abandonadas colonizadas por sanguiño (Cornus sanguinea), aliaga, madreselva, Silene nemoralis, Arabis turrita, Alyssum serpyllifolium, más Centaurea emigrantis y el clavel Dianthus costae. En esta zona y otras a lo largo del recorrido reaparecen los yesos con arnall (Ononis tridentata). Tras desechar dos desvíos a la izquierda, giramos a la derecha junto a unas casetas de campo (4). Estamos ya cerca del curso del arroyo del Molino, que se adivina por los altos chopos lombardos que jalonan su recorrido. Las marcas de señalización serán en este tramo de color naranja/verde.
Nos dirigimos al congosto de Baldellou bordeando algunos campos y setos arbolados, donde podemos ver volar jilgueros, verdecillos, pardillos o pinzones. Después entramos en un quejigal que crece en un afloramiento de oscuras ofitas. Los páridos (carbonero, herrerillo o mito) son fieles a este ambiente nemoral, lo mismo que la gineta, garduña y comadreja. Conviene andar alerta con las señales, sin perder la senda, que a ratos está poco clara. En otoño, en los claros encontramos en flor el llamativo hisopo (Hyssopus officinalis). Poco más adelante se cruza el arroyo, después una chopera y se accede enseguida a la carretera, donde la ruta está señalizada con marcas amarillo/verde (4).
Caminamos con cuidado por esta vía poco transitada. Si levantamos la vista seguramente distinguiremos un bando de buitres leonados planeando allá en lo alto. El ambiente es fresco y la flora nos depara sorpresas a cada paso. Entre las plantas de los paredones rocosos sobresalen el té de roca (Jasonia saxatilis), los zapatitos (Sarcocapnos enneaphylla), el morro de bou (Antirrhinum molle) y Globularia repens. En rellanos y al pie de los paredones viven Ephedra major, Lavatera maritima, Hesperis laciniata y Plumbago europaea, mientras cerca del agua no faltan el fresno de hoja estrecha, arce campestre, malvavisco, dulcamara o lúpulo. El avión roquero ubica sus nidos en los extraplomos de estos cinglos rocosos. Pasado un túnel (5), se toma de nuevo a la derecha la senda marcada, que baja hasta el Salt de la Tosca y continúa luego entre matas de pudimal (Sambucus ebulus), Althaea cannabina, zarzas y tamarizas. Los pliegues rocosos son muy llamativos, con estratos de conglomerado casi horizontales en discordancia angular sobre las calizas plegadas, más antiguas. Una paloma torcaz levanta el vuelo con estrépito y se oye graznar a las cornejas y chovas piquirrojas. Si hay suerte podemos avistar además al roquero solitario, de tonalidades azules o, en invierno, al treparriscos con su vuelo de mariposa. La avifauna es variada y se completa con gavilán, azor, milano real, busardo ratonero y las águilas calzada y culebrera. El pinar de pino carrasco con lentisco y coscoja cubre las laderas rojizas de la solana; por su parte, en el fondo húmedo del congosto dominan Celtis australis y el álamo blanco (Populus alba). En la umbría el bosque es un carrascal con quejigo, salpicado de púdol (Pistacia terebinthus) y leguminosas arbustivas como el espantalobos (Colutea arborescens) y Cytisophyllum sessilifolium.
El camino en este tramo está marcado con señales amarillo/verde y flechas rojas. Pronto llegamos al pequeño embalse (6), rodeado de vegetación palustre –con caña pita, anea y lirio amarillo- y en el que viven algunas plantas acuáticas, como Ranunculus trichophyllus. Entre los anfibios se han citado cuatro especies: rana común, sapillo moteado, más los sapos común y corredor. También hay culebra viperina. En algunas repisas rocosas próximas crece el poleo blanco o herba de Sant Salvador (Micromeria fruticosa), muy aromático y en flor para septiembre.
Bajo el desagüe del embalse viene la parte más espectacular del congosto. Las paredes rocosas se aproximan entre sí y, entre litoneros, higueras y olivetas (Phillyrea latifolia), hiedra, petiquera (Clematis vitalba) y boj, en un ambiente fresco y frondoso, la senda nos lleva rápidamente hacia el tramo final, que salvamos fácilmente por una serie de escaleras entre pequeñas cascadas. A partir de este punto el agua del congosto es desviada hacia una acequia, mientras el cauce permanece seco excepto en los períodos lluviosos.
No nos resta sino continuar durante unos 600 m por una pista entre chopos, saúcos y los omnipresentes litoneros, mientras el congosto se abre paulatinamente al valle de Baldellou. Pasamos bajo un acueducto y aquí puede terminar nuestra ruta a pie, si hemos dejado un coche en este punto (7). Muy cerca veremos una señal de la GR 23, que se dirige hacia Camporrells y Nachá por otro camino. Hasta Baldellou quedan sólo 1,4 Km y, para redondear la excursión, proponemos un paseo con tranquilidad por las calles de este pueblo coqueto tan bien conservado, con su gran torreón y sus casas adornadas de blasones y engalanadas con tiestos.

Los gatos de Baldellou


Los hay por docenas

En Baldellou les gustan los amuletos


Hay un montón de ellos en las fachadas de las casas, así que dentro puede haber todavía más (habría que averiguarlo)

Aerinita; pues eso, AERINITA


Aerinita
Se trata de un silicato de aluminio, hierro y magnesio que aparece en afloramientos del triásico superior y se produce por alteración hidrotermal de las ofitas. Se presenta en agregados terrosos, fibrosos, en forma de costra. Se utilizó como pigmento y ya los romanos la exportaban al resto del mundo desde Ampurias. En muchas iglesias del románico catalán se empleó, por su color azul cielo y su disponibilidad, en pinturas murales -como el hermoso Patocrátor de Sant Climent de Taüll-, y también de altares, imágenes y otros objetos de madera. La estructura atómica de la aerinita ha sido descubierta recientemente, en 2004, por un equipo de investigadores del Instituto de Ciencia de los materiales de Barcelona dirigido por Jordi Rius.

El temps


En Baldellou lo tienen claro

Rojo, ¿pero cuál?


Solanum dulcamara ayer en el barranco de Baldellou

Congosto de Baldellou


El único momento en que salió una rayadica de sol

Hora de comer


Adobo, bocatas, fiambrera, dátiles y traguicos en el porche de la ermita de Vilabella de Baldellou

Colgados


Un sitio raro para ver la tele o lo guarros que podemos llegar a ser

El Salt de la Tosca


Nos hizo el regalo de sus aguas apresuradas

Vadeando el arroyo del Molino de Pubill


Bajaba crecido y tuvimos que buscar el mejor lugar para cruzarlo sin caernos dentro

Desde Nachá a Baldellou, excursión el 15-02-2009


Buen podador tienen las carrascas de la ermita de los Mártires (Abdón y Senén) en Camporrells

viernes, 13 de febrero de 2009

Otra foto del esparto


A invitación de Carlos Soler, cuelgo la imagen de Lygeum spartum que figuraba en el Catálogo florístico del Cinca Medio, más sugerente que la anterior.

jueves, 12 de febrero de 2009

Alicientes para el domingo, excursión Camporrells-Baldellou

Imágenes para ir haciendo ganas para la excursión del domingo


Humulus lupulus                             Plumbago europaea
Estas dos plantas son típicas del congosto de Camporrells-Baldellou, aunque no las veremos en estas fechas, pues florecen para septiembre u octubre.
La primera es una enredadera utilizada en la fabricación de la cerveza y, la segunda, una nitrófila de barrancos cálidos.

El esparto o albardín monegrino


Pues eso, Lygeum spartum, con su pinta de cabeza de grulla coronada.

La foto está hecha en Fonz, cerca del Ojo de la Fuente.

martes, 10 de febrero de 2009

Se busca título




Para estas dos imágenes tomadas en la sierra de Jubierre, entre Sariñena y Castejón de Monegros (Huesca). No nos olvidemos de que este lugar fue en la Era Terciaria el fondo de un mar.


¡¡¡Y pensar que hay quien considera que estos lugares son desiertos sin valor!!! (Y se atreven a "salvarlos" con proyectos pensados con mentalidad urbana).

sábado, 7 de febrero de 2009

La montaña de las cúpulas y las antenas (Midi de Bigorre)

Imágenes del verano pasado en el Midi de Bigorre (Pirineo francés), un pico muy humanizado pero recomendable por las vistas, la flora y la geología (mejor subir y bajar a pie). También te puedes encontrar bichos domésticos sorprendentes. ¿Cuál diríais que es el de la izquierda, y por qué son azules las ovejas de la derecha? A ratos casi te parece que estás en otro continente.

Rhodiola rosea                          Iberis spathulata
  
Alpacas en los Pirineos!              Ovejas tintadas con desinfectante
Cima del Midi de Bigorre

Iberis spathulata en la zona alta, en suelo inestable. Escribí sobre ella en l'Aigüeta de la Ribagorza, por lo que también está en el libro, así que a pensar. En cuanto a Rhodiola rosea, retratada en un valle cercano al Midi de Bigorre, pero a menor altitud (unos 1500 m), también está en los Cuadernos de Flora Ribagorzana, y está de actualidad porque hacen con ella cremas para rejuvenecer y es medicinas para "tener más energía". También tengo otra foto de esta Crasulácea en la web Mirada Natural (http://www.miradanatural.es)

jueves, 5 de febrero de 2009

Astragalus penduliflorus


Astragalus penduliflorus  fotografiado en el Pallars leridano a finales de julio de 2008, cerca del puerto de la Bonaigua, en una de sus escasas poblaciones españolas.
Mide 2 o 3 palmos de altura, vive en megaforbios al pie de cantiles calizos, en ambiente de abetal, a unos 1600 m de altitud. En el Pirineo aragonés sólo se ha encontrado en las proximidades de la boca sur del túnel de Viella. También se encuentra en los Alpes.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Punta Suelza 2



                                                   Primula hirsuta

Diversos paisajes del macizo de Punta Suelza, incluida la vista de la montaña desde Punta Fulsa con el ibón del Cao en el fondo de la cubeta entre los dos montes. Los ibones de Barleto, en junio, todavía helados, y en octubre, a punto de volverse a helar.

La narración solsticial de la excursión de ese día:

Hoy, 13 de junio, día de elecciones europeas (ya voté por correo hace días) no voy solo. Salimos hacia Chistau a las 7 de la mañana Antonio Campo, Fernando Baranguán, Manolo Castillo, José Murciano y yo, y después recogemos a Miguel Ortega camino de la montaña, en El Chopo de Enate.
Encima del pueblo de Sin, cerca del albergue, hay un gran abarrancamiento con laderas de piedra fina y móvil donde arraiga con éxito la bellísima Campanula speciosa, ahora en flor. Al empezar a dar tumbos por la pista que lleva a Señes y luego hacia la Cruz de Guardia, se me ocurre que esta vez espero que no haya nieve en la parte alta y podamos llegar hasta Pardinas sin contratiempos. La flora de esta zona soleada del valle de Chistau, a unos 1300 m de altitud, contiene elementos de carácter mediterráneo como la “chunqueta” (Aphyllanthes monspeliensis) y Saponaria ocymoides, que forman manchas de color azul y rosa entre las almohadillas espinosas del erizón, que aún no ha empezado a florecer. Un poco más adelante, al atravesar el pinar, un “esquiruelo” (ardilla) cruza el camino. Los prados de siega de la Comuna, con sus bordas -unas mejor conservadas que otras-, están de verdes y jugosos que da gozo verlos. Después de vadear el barranco del Mon, empiezan las areniscas rojas y la pista asciende curva tras curva por los pastizales, hasta pasar junto a la fea pantalla de Telefónica. En este tramo destacan las matas postradas de Daphne cneorum, una de las plantas protagonistas de este día, en su caso por el olor dulzón que nos acompañó durante toda la excursión, así como las hermosas alfombras azul cielo de los nomeolvides (Myosotis alpestris).
Cerca del collado de la Cruz de Guardia, en una bifurcación, las posibilidades de llegar en coche hasta la cabaña de Pardinas se esfuman de pronto. Hay una nueva señal, colocada este año, que prohibe el acceso. Queda la opción de seguir y arriesgarse a la multa, pero decidimos dejar los coches es ese punto. Desde luego, para la próxima vez habrá que solicitar permiso.
El día es fresco y a ratos corre un aire que nos deja helados. Aun así, hay que ponerse protector solar. Empezamos la marcha, con ganas, entre pastos salpicados por incontables ranúnculos blancos (Ranunculus amplexicaulis), todo un espectáculo. Sobre el collado (2120 m), la loma descarnada por el viento constante alberga las siguientes plantas:

Rumex acetosella, Erysimum seipkae, Lotus alpinus, Scleranthus perennis, Sempervivum montanum, Euphorbia cyparissias,
Androsace vitaliana, Androsace villosa, Plantago monosperma, Linaria alpina, Antennaria dioica, Merendera montana (hojas).

Las dos primeras y la última son nitrófilas y ponen de manifiesto el secular trasiego del ganado.
Uno no se cansaría nunca de admirar el paisaje desde este punto privilegiado de los Pirineos aragoneses: profundos valles encajados labrados por los glaciares, crestas nevadas, acantilados y gleras, bosques y sierras lejanas. Nos quedan unos 2 Km hasta la cabaña de Pardinas. Los taludes sobre la pista nos deparan más alegrías florísticas: a destacar el espinoso y postrado Astragalus sempervirens, la abundancia de Linaria alpina (de hermosas flores con labios morados y garganta anaranjada), los azules de las gencianas (Gentiana verna y Gentiana acaulis), contadísimos ejemplares de las “petaderas” amarillas (Narcissus bicolor) y, sobre todo, los miles de ejemplares de la flor del viento (Pulsatilla alpina subsp. fontqueri) que cubren las empinadas laderas de abajo a arriba. Su abundante pilosidad brilla a contraluz en esta maravillosa mañana pirenaica. De haber hecho este tramo en coche, sin duda la contemplación de esta comunidad de floración vernal tras la fusión de las nieves habría sido más fugaz, menos intensa. Quiero reivindicar aquí el ir despacio por la montaña, que favorece sin duda la observación y el disfrute calmado.
Salta una collalba que emprende rápido vuelo hasta una peña cercana. En el suelo pedregoso de la orilla de la pista crecen entre otras, Vicia pyrenaica, Oxytropis amethystea, Murbeckiella pinnatifida y la acedera Rumex scutatus, de hojas comestibles con sabor avinagrado.
Sigue fresca la mañana, con viento. Estamos cerca de Pardinas y hay movimiento junto a la cabaña, varios vehículos. Estoy haciendo una foto de los amentos de un Salix pyrenaica que coloniza el talud cuando oigo que alguien que sale un todo-terreno me pregunta con tono severo que si tengo permiso para tomar fotografías. No me da lugar ni a abrir la boca. ¡Resulta que son gente que conozco! Son seteros del Grupo Micológico de Binéfar y me han reconocido pues estuve con ellos el 2 de mayo en San Quílez contándoles cosas sobre la flora de allí. Cuentan que han pasado la noche en el refugio pues uno de ellos es primo de alguien de Sin. Se ve que el día anterior tuvieron que retirar muchas piedras caídas en la pista para poder llegar.
Reemprendemos la marcha. Todavía quedan aquí algunos ejemplares en flor de Tussilago farfara y Saxifraga oppositifolia. Tomamos la dirección de Barleto atravesando el torrente que corre a los pies de la cabaña. Destaca la característica orla de plantas higrófilas dominada por Caltha palustris, la hierba centella llamada así por el destellante amarillo rabioso de sus flores. Revolotean las “ortigueras” (Aglais urticae), con la planta nutricia de sus orugas bien cerca, a los pie de otra cabaña cercana derruida. Bajo el cercano abrevadero de hormigón, ahora vacío, hay una turberita con las siguientes plantas asomando del musgo empapado: Stellaria alsine, Cardamine raphanifolia, Leontodon duboisii, Ranunculus repens y Veronica beccabunga. No me había fijado antes en ella, pues en verano esta zona está totalmente pateada por las vacas y es imposible ver nada.
Llegamos a la cabaña con piedra del dintel labrada (el “petroglifo” ya comentado en otra excursión) y dentro alguien descubre un nido con pollos, aunque partimos pronto sin saber a qué especie pertenecen. Estamos a unos 2200 m. Las preciosas Papilio machaon vuelan veloces por las laderas, y la cuesta se hace más llevadera con varias paradas para observar la flora: Rhamnus pumila, siempre sorprendente por su modo de crecer pegado al roquedo, lo mismo que Globularia repens, especie más típica de las calizas. Aquí escasea la jarilla Helianthemum nummularium, mucho más frecuente en los pastos del Mesobromion de muchos montes del Prepirineo. Y también vemos Saxifraga granulata, que siempre agradece un poco de suelo estercolado por el paso del ganado.
El pequeño Licénido Cupido minimus o Duende Oscuro es frecuente y fácil de identificar, a pesar de que destaca poco por su colorido discreto, marrón en la parte superior de las alas, con algún reflejo azulado. Su planta nutricia, Anthyllis vulneraria, abunda en estos pastos pedregosos.
El olor algo dulzón de la “flor de pastor” llena el aire. Abunda en todo el macizo de Suelza, lo mismo en suelos desprovistos de cal como en los que la contienen. La endémica Androsace laggeri puede pasar desapercibida, pero a inicios de la primavera del piso subalpino, con pocas flores todavía, las suyas rosadas y con la garganta amarilla se dejan querer por nuestros ojos curiosos, eso sí, mejor cerca del suelo, a cuatro patas.
Las cicindelas (Cicindella campestris), también llamadas escarabajos tigre por ser voraces depredadores, han salido de caza. Con sus élitros verdes moteados de blanco y negro, sorprenden además por su vivacidad y en su búsqueda de presas se desplazan con una sucesión de carreras y cortos vuelos. Los colirrojos vuelan de piedra en piedra, siempre buscando oteaderos que sobresalgan del paisaje.
Llegamos al hombro situado encima de Pardinas, a unos 2400 m de altitud. Aquí volvemos a encontrar, en medio de los pastos de Festuca eskia, unas parcelas con una vegetación mucho más rala adaptada a la crioturbación del suelo pronto desprovisto de la protección de la capa nivosa y batido por fuertes vientos. Domina Androsace vitaliana subsp. vitaliana, con sus cojinetes cuajados ahora de flores de color amarillo limón. También encontramos Minuartia sedoides, Gentiana alpina y algunos líquenes.
Desde este collado ya se ve hacia el NW el desagüe del ibón inferior de Barleto. La caminata hasta allí se hace más llevadera. En las rocas bajo el lago abundan dos bellas Primuláceas, Androsace pyrenaica y Primula hirsuta, la primera forma cojinetes cuajados de florecitas blancas y la segunda tiene flores de color rosado tirando a púrpura, con cinco lóbulos escotados. Vemos algunos sarrios y superamos el último trecho de la senda que lleva a los ibones. El espectáculo del ibón helado, pero con algunas zonas desheladas y muchas grietas, con mezcla de tonos azul pálido y blanco, es magnífico. En las rocas admiramos Saxifraga bryoides, S. pubescens subsp. iratiana (ambas de flor blanca con manchas amarillas o rojizas) y Androsace vitaliana (flor amarilla). Punta Suelza está bien nevada todavía, aunque en las zonas más escarpadas aflora el roquedo.
Comemos bajo el tibio sol de junio, admirando el majestuoso panorama hacia el sur. Qué maravilla.